domingo, 24 de julio de 2016

La importancia de la lucha teórica



“La revolución no es acto de la violencia que a veces acompaña un cambio de poder. No es tampoco un simple cambio de instituciones o clanes políticos. La revolución es menos la toma del poder que su empleo para la construcción de la nueva sociedad. Esa tarea inmensa no puede plantearse en el desorden de los espíritus y los actos. Necesita un vasto instrumento de trabajo, preparación y formación. El combate “nacional” se empantanada en caminos que tienen medio siglo de antigüedad. Ante todo debe elaborarse una nueva teoría revolucionaria.”

-Dominique Venner.



La teoría revolucionaria es el instrumento que permite al militante nacionalsindicalista y patriota oponerse a todos aquellos que mediante engaños, deformaciones y ambigüedades buscan convertir la lucha de liberación nacional en apéndice del capitalismo y el liberalismo hegemónico.  Es la construcción de una teoría revolucionaria unificada y vigorosa la que permite organizar los objetivos políticos y el camino hacia la toma del poder, pues sin esta teoría todo intento de revolución nacional en España o en otro  país fracasará al caer de lleno  en el posibilismo, inculcando a nuestro movimiento una mentalidad reformista, burguesa y reaccionaria.



Es fácil identificar a aquellos que se oponen a la creación de un verdadero movimiento revolucionario desde la base. Son todos aquellos que critican el “dogmatismo”, los que se sienten felices adoptando una postura ideológica ambigua a la par que se enfrentan a los que anteponemos la elaboración de una doctrina homogénea y disciplinada frente a la acción política espontánea.  Para ellos la acción no es la progresiva implantación de un nuevo modelo sino una excusa para dar rienda suelta a bajas pasiones, adherirse a un grupo que llene sus carencias afectivas bajo un hálito de “disidencia”  o en el mejor de los casos participar en las instituciones burguesas como única forma de hacer política. El rechazo de una teoría coherente y el acusar de caer en discusiones estériles indica la falta de principios férreos, mostrando un eclecticismo que desvela el arraigo de la ideología burguesa en estos individuos.  Como ya señaló José Antonio Primo de Rivera “Todas las juventudes conscientes de su responsabilidad se afanan en reajustar el mundo. Se afanan por el camino de la acción y, lo que importa más, por el camino del pensamiento, sin cuya constante vigilancia la acción es pura barbarie”(1). Sin la construcción  de un pensamiento profundo no es posible encauzar una auténtica lucha política que nos permita transformar España y alcanzar la libertad como pueblo.



Las revoluciones no son espontáneas, necesitan de la elaboración de un pensamiento coherente que plantee respuestas a todos los problemas del actual sistema capitalista. Para triunfar es necesario comprender todos los mecanismos del régimen vigente y saber desarticularlos tanto en la práctica política como frente al enemigo dialéctico. El sistema liberal cuenta con una potente y sutil  maquinaria propagandística que inculca la ideología burguesa a toda la población, incluido al militante revolucionario, cuya actitud siempre atenta debe evitar que caiga en las falacias del sistema. La única vía que existe para combatir a este imperio propagandístico y a los lacayos al servicio del  sistema liberal es mediante la elaboración de una teoría revolucionaria férrea que permita concienciar al pueblo español y lanzarlo a la lucha por la revolución nacional. La actual tarea del militante nacionalsindicalista es armarse ideológicamente y conseguir concienciar a los españoles, en especial a las clases trabajadoras, que deben ser la vanguardia de nuestra revolución. Es la teoría revolucionaria la que conduce  la acción política de manera eficaz a la vez que permite destruir a los falsos ídolos erigidos por el sistema liberal.



La creación de cuadros de militantes disciplinados e imbuidos en la doctrina es lo que nos permitirá combatir al sistema en todos los frentes existentes. Lo contrario es consentir que el ideal burgués se infiltre en nuestras filas, extirpando el ímpetu revolucionario y convirtiendo nuestro movimiento en una extensión de la reacción burguesa. Conocemos muy bien a aquellos “patriotas” que bajo la bandera del anticomunismo esconden su adhesión al régimen capitalista que expolia a las naciones del mundo. Estos sujetos aprovechan el confusionismo ideológico para dividir a los militantes, desviar nuestros objetivos revolucionarios  y acercarnos a las fuerzas derechistas defensoras del sistema. Defendiendo un supuesto “realismo” político pretenden convertir el movimiento nacionalsindicalista en un simple partido integrado en el sistema demoliberal.  Si bien apoyamos la lucha desde un plano electoral esta debe entenderse  como una de las tantas vías hacia el acceso del poder pero no la única, pues eso supondría abrazar el posibilismo y convertirnos en un movimiento reformista más. Para desenmascarar estos sujetos debemos armarnos con la teoría revolucionaria, denunciar sus falacias y evitar la contaminación en nuestro movimiento. La concienciación de los militantes y el pueblo español permitirá establecer una base que sirva de cimientos a la futura revolución nacional.



La creación del pensamiento revolucionario debe enmarcarse dentro de la lucha por construir contrahegemonía cultural(2), pues es el núcleo que vertebra la acción en este campo.  Un sistema doctrinal homogéneo permitirá influir de forma efectiva en las instituciones académicas y en la población española, que irá asumiendo nuestros valores y que facilitará la tarea de concienciación y reclutamiento de militantes. Para lograr esto es necesario reabrir el debate doctrinal y continuar desarrollando el ideal nacionalsindicalista, única vía para la liberación nacional de España. No podemos traficar con los principios ni ceder un ápice en nuestra programática, pues si bien debemos adaptarnos a la realidad histórica del momento no debemos por ello abrazar las falacias de un sistema que nos quiere ver pequeños y anulados.



En la conjunción de la lucha teórica, política y sindical está la fuerza que nos llevará a la victoria. Nuestros camaradas fundadores lo comprendieron y debemos seguir ahondando en esa vía, pues  es el único camino que nos permite denunciar las infiltraciones burguesas a la vez que  cimentar las bases para la creación de una organización nacionalsindicalista soberanista y revolucionaria.

Por Dardo

Notas:

(1) La Tradición y la Revolución. Prólogo al libro ¡Arriba España! de J. Pérez de Cabo. Agosto de 1935.

(2) Contrahegemonía y lucha cultural en España. Por Dardo.


viernes, 15 de julio de 2016

Wahab








Se desvelan cada mañana decenas de miles de niños por el ruido de las bombas. Unos ya han perdido una pierna, o dos, o todas sus extremidades. O peor aún, muchos han perdido ya a sus familias.
Y luego hay otros niños que son encontrados muertos en las orillas de los mares, con el pecho atravesado por cien balas, o simplemente, muertos de hambre.
Hay jóvenes que perecen por defender su hogar, por poder volver a besar a esa mujer que tanto aman, o por poder encontrar a una mujer a quien besar. Jóvenes que mueren por defender un futuro. Jóvenes que desertan de su tierra natal persiguiendo ese futuro. O la seguridad. O la libertad.
Hay madres mutiladas por defender a sus pequeños. Madres esqueléticas por dar su ración a los suyos. Madres desgarradas, en todos los sentidos, para que sus hijos puedan crecer y olvidar la podredumbre.
Y es que aún más triste, es ver a todas esas madres que no mueren. Sino que ven morir. Impotencia. Dolor eterno. Vacío.
Esas madres que ven a sus hijos morir entre sus brazos, o en el campo de batalla, a sus maridos, a sus padres, a sus hermanos.
Y hay padres, padres que antes eran guardián de una familia. Padres que eran el poder comer cada mañana, el tener un techo o un juguete. Padres que eran el amor compartido con su mujer, apoyo mutuo atravesando puentes inestables.
Ya no hay puentes. Los han bombardeado.
Padres que con sus hijos, hermanos y padres, parten a la guerra; padres que, equivocadamente, desertan de sus familias para buscar oficio y comida en otras tierras. Padres que incluso, por desesperación o desventura, acaban abrazando al enemigo, creyendo que así, su hogar intacto seguirá.
Hay hermanos, y abuelos y amigos; y hay conversaciones y poemas y juegos; y caricias y palabras y sonrisas; y hay camino.
No.
Ya no hay nada.

Desaparece todo eso en un instante, el primer silbido de la bomba que se acerca, el primer gemido de desesperación, el primer retorcimiento por no poder llevarse comida a la boca, la primera lágrima, la primera gota de sangre, el primer reclamo de impotencia. El primer entierro. Sin el cuerpo claro. Porque al pequeño Wahab le cayó una bomba encima mientras leía un cuento. Aprendió a leer hacía un año. Era su salvación. Papá luchaba contra los malos y mamá buscaba comida mientras lloraba. Porque tampoco estaba Yusuf, que entre balazo y recoger a un camarada aniquilado, perseguía a su amor de vida y muerte. Especialmente de muerte.
Ninguno de los tres sabía entonces que volverían al infierno en lugar de a casa. Papá herido en el hombro. Mamá sin comida. Y el intrépido Yusuf con su amor en el alma, pues ya no era de vida, tan sólo de muerte.
Y los tres contemplaron con ojos descarnados, el socavón donde antes había una casa, y un niño herido en el alma, que leía un cuento para desaparecer de esta tierra. Ahora solo hay humo y hojas de libro que escapan de la masacre con el viento.
El primer entierro. Y el último. Wahab ha sido el único en tener tiempo de ser enterrado. Porque no había cuerpo claro. Para los demás no hay tiempo. Los funerales son para los ricos.
Los pobres tienen suerte si les pasa como al pequeño Wahab y se ahorran tiempo y dinero en la incineración.
Hijos de puta.

¿Conmovedor verdad?
Ahora sí se os retuerce el alma. Ahora si lloráis y le preguntáis a mamá por qué Dios permite estas barbaries. Ahora sí que os preocupa el pobre Wahab. Y donáis dos míseros euros en el supermercado tras una compra de 500, para acallaros la conciencia.
Hijos de puta.
Ahora sí cantáis el Imagine de John Lennon y defendéis la paz mundial y que no haya fronteras mientras os metéis un porro, os compráis algo reluciente, nuevo y caro, o simplemente observáis a uno de vuestros padres ser un gran banquero o empresario, deleitándoos con su forma de participar en la masacre, en este mundo de mierda, en este vertedero que es la historia.
Hijos de puta.

Ahora sí. Ahora llamáis a Europa llorando, depositando flores en las esquinas y pidiendo justicia. Ahora. Ahora que sois como el pequeño Wahab, y empiezan a arrebataros el alma, la voz y la garganta. Ahora que camináis por la calle y no sabéis si llegaréis a trabajar, o a comer a casa, o si despertaréis calcinados a la mañana siguiente.
Hijos de puta.

Y es tras todo esto que a mí se me rompe el alma.
¿No se os ha ocurrido que tal vez, la culpa es de Europa? Una Europa adherida al imperialismo americano, corrompida por el capitalismo, por el dinero y la codicia, por el ansia de poder. Una Europa corrompida y desangrada, gobernada por traidores que buscan su beneficio y nada más. Bueno sí, algo más sí. Es divertido ver morir gente a causa de tu egoísmo.
Una Europa que no es pacto entre patrias, entre naciones y pueblos soberanos que comparten una historia común, una Europa que no defiende al obrero ni al campesino, que no defiende a quien menos tiene. Una Europa que deja en la calle a su ciudadano, que da antes trabajo al extranjero, y comida, y un hogar.
Una Europa que en lugar de atenerse a que cada patria que la contiene se cuide a sí misma, crezca, y eduque, abastezca y proteja a cada uno de sus hijos, se preocupa de inventarse guerras en países lejanos de la mano de Estados Unidos e Israel. Guerras que aniquilan países enteros, patrias que antes eran dignas de ejemplo, ciudadanos que vivían felices, y trabajaban, y comían. Ciudadanos que no se desvelaban por el ruido de las bombas, de la miseria.

¿Y por qué se inventan guerras los países que supuestamente siempre han defendido al débil? Preguntaréis algunos.
Porque jamás han defendido al débil. Lo han violado, asesinado y desplumado. Enmascarados. Y una vez ya han asegurado todo el dinero y poder para largos años, se quitan la máscara y salen a "salvar", lo que ellos mismos han destruido, a defender lo que ellos mismos incumplen. "No permitiremos la violencia, el terrorismo, el abuso o el racismo; no permitiremos hambrunas, ni enfermedades que aniquilen ciudades enteras, no permitiremos..."
No amigos, no permitiréis todo eso a nadie, porque tenéis que hacerlo vosotros, no vaya a ser que alguien más quiera apuntarse a vuestra fiesta.
Hijos de puta.
Nos queda claro que Wahab y millones de niños más morirán en supuesta defensa de la paz, el capitalismo, la tolerancia, la globalización y el Estado de Derecho; sin saber que defender todo eso es lo que les mata cada mañana y lo que está empezando a matar a los propios hijos de las patrias europeas. Sí amigos, lo que defendéis mientras os fumáis un porro u os compráis un bolso es lo mismo que os empieza a matar, pues cuando juegas con fuego te quemas. Y tú tienes dinero para bolsos y porros, pero no para alejarte del fuego.
Los de arriba sí, los hijos de puta que antes sólo asesinaban en países lejanos, de los que uno oía hablar una vez cada mucho tiempo, esos si pueden alejarse del fuego. Por eso pueden empezar a bombardear tu casa sin que a la suya le pase nada. Por eso te puedes morir de hambre mientras él se fuma tu porro o se compra tu bolso, por pura diversión.

Ahora decidme, ¿qué vais a hacer?
Ahora que ya no podéis llorar y cantar el Imagine mientras vivís vuestras mediocres e insulsas vidas, ahora que vuestro hogar no es seguro, ahora que Europa no sólo se suicida, o más bien os suicida, sino que os mete a la familia de Wahab en casa, que ya sólo lleva odio dentro y os sonríe disfrutando sólo de pensar que vais a sufrir igual o más que ellos, ahora ¿Qué vais a hacer?
¿Qué vamos a hacer?
¿Vamos a seguir acogiendo "refugiados" para que violen niñas en Colonia? (¿no erais tan feministas?), ¿vamos a seguir defendiendo a los "pobres musulmanes" para que su población supere el 50% en toda Europa y nos aniquilen como ya comienzan a hacer?
"Es que esos no son los verdaderos musulmanes." Mira, gracias por decirlo, tú que eres tan feminista y tolerante; ¿sabías que su ley, que es el Corán por cierto, dice que se debe aniquilar al infiel, apedrear a la adúltera y que el buen musulmán gozará de decenas de huríes (magníficas vírgenes) en el paraíso? Ah, ya decía yo, mejor nos reservamos las tonterías.
Reitero mi pregunta: ¿Qué vamos a hacer?
¿Morir como el pequeño Wahab y desertar igual que su familia a otro país? En el que por cierto, igual que la familia de Wahab, la rabia nos consumirá y nos convertiremos en aquello que nos destruyó y que tanto odiamos. ¿Complejo de Edipo se llamaba?

Defendamos esta Europa de una vez, derroquemos a esos hijos de puta que se hacen llamar políticos y acreedores de la tolerancia y de la paz. Derroquemos a esos aburguesados mal nacidos que juguetean con el mundo, lo exprimen y se tragan toda vida que en el haya.
Construyamos una Europa nueva. Naciones soberanas, libres y bellas. Justas. Verdaderas.
Pongamos fronteras que sirvan, no para prohibir entrada a todo extranjero, sino para prohibir salida a todo aquel que quiera aprovecharse del de fuera.
Dejémonos de enviar dos euros a la familia de Wahab, o de acogerles en nuestra casa. Solucionemos el problema como se debe solucionar, actuando en verdad y no en acallar nuestra conciencia.
Porque si dejamos de explotar y aniquilar África, Oriente Medio e incluso Hispanoamérica, si les dejamos respirar, desarrollarse y crecer, y nos preocupamos de nuestro pueblo y no del suyo, tanto ellos como nosotros creceremos. Tanto ellos como nosotros viviremos en eso que tanto se defiende y nunca se consigue; Paz.
Generosidad no es introducirte en la vida del otro para ayudarle y en ello arrebatarle su libertad. Él sabe cuidarse solo. Generosidad es ver que puedes arrebatarle la libertad a otro alegando ayuda y decides no hacerlo, decides observar a tu "vecino" y dejarle crecer, porque en hacer eso, te das cuenta de que tu "hermano" estaba tirado en el suelo pasando hambre. Cuida de tu familia y que ella te cuide; y deja que tu vecino cuide de la suya y sea cuidado por ella.
Eso es el patriotismo, eso es la patria. Eso es la generosidad, la verdad y la belleza amigos.
Eso es ser Libre y dejar que los demás lo sean. Eso es amor.
Hagamos todo esto, y así, aunque Wahab ya esté muerto, salvaremos a nuestros hijos, hermanos, padres, madres, amigos y camaradas, salvaremos nuestro amor y nuestra vida, y sin saberlo, sin hacer nada directamente por ello, salvaremos al "vecino", salvaremos a la familia de Wahab y a sus amigos, amores y camaradas, y ellos, sentirán que han hecho lo mismo por nosotros.

Eso es amor amigos.



Por Draco